Quinta Couselo,
historia de las Rías Baixas

Una bodega histórica del Rosal precursora de la D.O. Rías Baixas, llena de encanto y tradición. Su historia centenaria y su carácter familiar la convierten en una de las decanas de la calidad y diferenciación del vino del Rosal.

Nuestra historia está íntimamente ligada al majestuoso monasterio cisterciense de Santa María de Oia. Sus monjes descubrieron las características de clima y suelo que tiene el valle de O Rosal e impulsaron el cultivo de la vid. Uno de sus lugares de descanso, retiro y cultivo fue la granja da Cheira, adquirida por los monjes en 1163, y es lo que hoy conocemos como Quinta Couselo.

Con la desamortización de Mendizábal, en el año 1835, el monasterio y sus propiedades pasaron a pública subasta. La venta del edificio del monasterio se llevó a cabo el 15 de abril de 1844.

La granja da Cheira fue subastada poco después hasta que el 15 de enero de 1864, fue adquirida por Don Casimiro Dorado y Méndez.

En agosto del 2013 sus bisnietos, venden la propiedad a Grandes Pagos Gallegos de Viticultura Tradicional, un grupo vitivinícola cuya filosofía es desarrollar proyectos singulares en aquellas zonas donde mejor se expresen las variedades autóctonas gallegas.

Vendimia de la familia Vicente en 1925

Quinta Couselo

Quinta Couselo es una de las bodegas más antiguas en Rías Baixas, y ha estado elaborando sus vinos desde 1864.

Actualmente, la Quinta Couselo pertenece a la familia Rivera, quien además de mantener la larga tradición histórica como bodega y respeto por la tierra, la vid y el vino promueven desde la bodega el origen, la excelencia, la proximidad y la regeneración.

Vendimia

Rosal es la zona más precoz de todas las denominaciones de origen gallegas, pero sus especiales condiciones climáticas permiten que se pueda prolongar la vendimia hasta el mes de octubre a la espera de la perfecta maduración de variedades como Caíño y Loureira.

Elaboración

La elaboración es la más compleja de todos cuantos vinos blancos tranquilos se elaboran en el mundo.

Las especiales características de las variedades Albariño y Loureira del Rosal, requieren de prolongados periodos de maceración pelicular para extraer todo el potencial aromático de las uvas, que debe acompañarse de la tradicional crianza sobre lías, para mantener un adecuado balance entre una acidez refrescante y las notas balsámicas que convierten a estos vinos en una experiencia sensorial incomparable.

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